lunes, 31 de mayo de 2010

Las Brujas


Junto con Charles Dickens, Lewis Carroll y la actual J. K. Rowling, Roald Dahl es uno de los autores británicos de literatura infantil más conocidos a nivel internacional, como se aprecia en la cantidad de traducciones de sus historias así como en las adaptaciones cinematográficas de muchas de ellas. En este caso, dejaremos a un lado su literatura para adultos, para centrarnos en una de sus obras infantiles más populares: Las brujas sin duda mi libro preferido de este gran escritor.
Cuando estaba en 6º mi profesora de lengua nos mandó leernos el libro de las Brujas.
El libro me encantó, porque además de pequeña me gustaba todo lo relacionado con las brujas, por un lado me daban miedo, pero por otro me encantaba.
Las
brujas de las que habla la novela no son brujas normales y corrientes, de hecho es casi imposible distinguirlas de otras mujeres porque no visten de negro, no vuelan en escoba y no son especialmente feas.


"La noche siguiente, después de bañarme, mi abuela me llevó otra vez al cuarto de estar para contarme otra historia.
—Esta noche —me dijo—- voy a contarte cómo reconocer a una bruja cuando la veas.
—¿Se puede estar siempre seguro de reconocerla? —pregunté.
—No —dijo—, no se puede. Ese es el problema. Pero puedes acertar muchas veces.
Dejaba caer la ceniza del puro sobre su falda y yo confié en que no empezara a arder antes de contarme cómo reconocer a una bruja.
—En primer lugar —dijo—, una BRUJA DE VERDAD siempre llevará guantes cuando la veas.
—Seguramente no siempre —dije—. ¿También en verano, cuando hace calor?
—Hasta en verano —contestó—. No tiene más remedio. ¿Quieres saber por qué?
—¿Porqué?
—Porque no tiene uñas. En vez de uñas, tiene unas garras finas y curvas, como las de los gatos, y lleva los guantes para ocultarlas. Lo que pasa es que también muchas señoras respetables llevan guantes, sobre todo en invierno, así que eso no sirve de mucho.
—Mamá llevaba guantes.
—En casa, no —dijo la abuela—. Las brujas llevan guantes hasta en casa. Sólo se los quitan para acostarse.
—¿Cómo sabes todo eso, abuelita?
—No me interrumpas —dijo—. Entérate bien de todo. La segunda cosa que debes recordar es que las BRUJAS DE VERDAD son siempre calvas.
—¿Calvas?—dije.
—Calvas como un huevo duro —dijo la abuela.
Yo me quedé horrorizado. Había algo indecente en una mujer calva.
—¿Por qué son calvas, abuela?
—No me preguntes por qué —dijo ella, cortante—. Pero puedes creerme, en la cabeza de una bruja no crece ni un solo pelo.
—¡Qué horror!
—Asqueroso —dijo mi abuela..."

La novela está escrita en un lenguaje cercano a los niños pero sin edulcorar el argumento, como en otros libros de Dahl. Además está bellamente ilustrado por Quentin Blake, que trabajaba mano a mano con el escritor y con sus sencillos dibujos hace que todos se metan en el mundo de las brujas.
Yo lo recomendaría a partir de 11 ó 12 años, ya que es un poco largo aunque con las ilustraciones se hace más ligero. Eso sí, que se preparen a pasar miedo porque las torturas a las que someten las brujas a los niños son un poco fuertes, pero que seguro que les encanta.

En esta como en otras de sus historias, Dahl combina magistralmente elementos clásicos e innovaciones, provocando sonrisas y lágrimas tanto en sus lectores infantiles como en los adultos, demostrando una vez más que la razón principal de su enorme éxito internacional responde a ese don especial que Alison Laurie describe de la siguiente forma:
"algunos escritores tienen el don especial de prolongar la niñez el resto de su vida: siguen viendo el mundo como lo perciben los niños y niñas y toman partido de ellos de forma instintiva"

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