El primer libro que leí siendo niña fue Alicia en el pais de las maravillas de Lewis Carroll.
Sin duda se convirtió en uno de mis libros preferidos aunque tengo que reconocer que la primera vez que lo leí no entendí casi nada, demasiado joven para entenderla, pero lo suficientemente mayor para darme cuenta de que me atraía algo de ella. Lo volví a leer muchas más veces y me dejé llevar por el fantástico viaje de Alicia en ese pais maravilloso.
Es un libro lleno de fantasias y de personajes increíbles (desde el sombrerero loco a la malvada reina de corazones) viviendo situaciones disparatadas.
Publicada por primera vez en 1865, la novela surgió durante un paseo en barco por el río Támesis que el escritor británico Lewis Carroll (1832-1898) hizo en 1862 junto a tres de sus pequeñas amigas, las hermanas Edith, Alice y Lorina Charlotte Lidell, de ocho, diez y trece años. Para amenizar el trayecto, Carroll improvisó para las niñas una serie de ingeniosos relatos a los que nombró Las aventuras subterráneas de Alicia. Meses más tarde comenzó a escribir lo que hoy en día conocemos como Las aventuras de Alicia en el pais de las maravillas.
Es un libro clave no sólo para la literatura infantil, sino también para mayores ya que está lleno de ironías políticas, sátiras...
El éxito del libro se basa en la presentación de un mundo fantástico en el que los animales hablan, los alimentos hacen crecer o empequeñecer a quien los come y los discursos de sus habitantes no tienen ninguna lógica.
"- Pero yo no quiero estar entre locos...- comentó la niña.
- Ah, pero eso no puedes evitarlo - le dijo el Gato - : aquí estamos todos locos. Yo estoy loco. Y tú también.
- ¿Y cómo sabe que estoy loca? - preguntó Alicia.
- Tienes que estarlo a la fuerza. - le contestó el Gato. -, de lo contrario no estarías aquí"
(Alicia en el país de las maravillas, Traducción de Ramón Buckley. Ediciones Cátedra).
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